Reflexión sobre la Navidad

Queridos Hermanos:

Se acercan las fechas en la que como cristianos celebraremos la Natividad del Señor. Qué mejor que acudir al Evangelio, la buena noticia que, según San Lucas – disco pulo de San Pablo – escribió por lo que había escuchado de Los Apóstoles o había podido averiguar por otras informaciones (San Ireneo en Adversus haereses,III,1,1) .En él y en  forma de manifestarse se observan, delicadeza y exquisitez de su espíritu.

LUCAS 2, 1-14:

Salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del  mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que esta encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenía sitio en la posada. En aquella región había unos pastores, que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: «no temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontrareis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejercito celestial, que alababa a Dios, diciendo:»Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que aman al Señor».

 Cristo se manifestó de tal manera en su nacimiento que dejó de igual modo patente su divinidad y su humanidad.

En estos días en los que en nuestra Hermandad, vamos a celebrar el Triduo a María Santísima de las Tristezas y su posterior Besamanos – el día de la Inmaculada Concepción – quiero volver a un pasaje del Evangelio, del primer pintor de la Virgen, que la describe con un amor y admiración infinita.

LUCAS 1, 26-42:

En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María. Y habiendo entrado el ángel donde ella estaba, le dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres. Ella se turbó al oír estas palabras, y consideraba qué significaría esta salutación. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre reinará eternamente sobre la casa de Jacob, y su reino no tendrá fin. María dijo al ángel: ¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?. Respondió el ángel y le dijo: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Santo que nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios. Y ahí tienes a tu prima Isabel, que en su ancianidad ha concebido también un hijo, y la que era llamada estéril hoy cuenta ya el sexto mes, porque para Dios no hay nada imposible. María dijo: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró de su presencia. Por aquellos días, María se levantó, y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando en voz alta, dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.

Ya dijo S.S. Pablo VI que » la Señora es el modelo sublime no sólo de la criatura redimida por los méritos de Cristo, sino también el modelo de toda la humanidad que peregrina en la fe»; que Ella nos sirva de ejemplo y Guía, tratando en todo momento de acercarnos a sus virtudes y esa será la mejor manera de llegar al Niño Dios.

Hermanos, Feliz Navidad.

Salvador Millán Gras

Consiliario 2º