Tres años consecutivos, sin faltar un solo Domingo a la cita semanal con sus hermanos…
Con este comentario del Evangelio del Domingo XVII del tiempo ordinario, Don Marcelino se despide como Director Espiritual.
A continuación os dejamos su reflexión:
Iniciamos en este domingo la proclamación del precioso capítulo 6 del Evangelio de San Juan, cuyo tema principal es Jesús como Pan de Vida. Durante cinco domingos, la Iglesia, en la Santa Misa, se enriquecerá con esta hermosísima enseñanza, que comienza hoy con el relato del milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Jesús ha pasado mucho tiempo con la gente que le escuchaba, les ha enseñado con amor y paciencia, hablándoles del Reino de Dios. Ya es hora de regresar a sus casas, pero no han comido. Y Jesús no despide a la gente sin más. Ellos tienen que regresar a sus hogares, pero antes tienen que comer, porque lo necesitan para el camino. El camino no se puede hacer si no se está debidamente alimentado. Sin el pan de cada día no se puede sobrevivir. Con los panes y peces ofrecidos por un muchacho, Jesús pronuncia la acción de gracias al Padre, parte y reparte los panes y peces, y una multitud de hombres, mujeres y niños sacia su hambre y con lo que sobra se llenan doce canastos, signo de la totalidad del Pueblo de Dios y de la universalidad del cuidado amoroso de Dios para con todas sus criaturas.
Así es la generosidad y misericordia de nuestro Dios. Todo comienza con algo que, en buena lógica, es insuficiente: el aporte de un muchacho de cinco panes y dos peces para alimentar a una considerable multitud. Es importante percatarnos que el signo de Jesús viene precedido de un aporte previo, pequeño, pero concreto. Fue este aporte lo que desencadenó un milagro por parte de Jesús. No cabe duda que Dios puede hacer lo que quiera cuando quiera, pero en la pedagogía de Dios el aporte de cada uno es esencial. En este caso es el de cinco panes y dos peces; en otros es la fe de quien recibe un milagro; en otros es la oración, la súplica o la fe de los otros.
Quizá sea oportuno preguntarnos: ¿cuál es mi aporte personal para que Dios multiplique sus dones en la creación? ¿Cuáles son mis cinco panes y dos peces? ¿Cómo ayudo a construir un mundo donde se haga verdad y realidad el Reino de Dios?
Con este comentario concluyo mi humilde aportación semanal en la web de la Hermandad de la Vera Cruz. La Archidiócesis de Sevilla me destina a otra labor y debo dejar la dirección espiritual de la hermandad, a la que agradezco esta oportunidad que me ha brindado de compartir las reflexiones sobre el evangelio dominical. Pero, sobre todo, os agradezco de corazón vuestra atención, signo de vuestro amor por la Palabra de Dios. Os seguiré teniendo presentes en mi oración, y os pido que roguéis al Señor por mi.
¡Paz y Bien!
Marcelino Manzano Vilches, pbro.