LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
Ofrecer el sacrificio por el descanso de los difuntos (…) es una costumbre observada en el mundo entero.
Por eso creemos que se trata de una costumbre
enseñada por los mismos Apóstoles. En efecto,
la Iglesia católica la observa en todas partes; y si ella no creyera
que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos,
no haría limosnas por sus almas,
ni ofrecería por ellas el sacrificio a Dios.
San Isidoro de Sevilla,
Sobre los oficios eclesiásticos
INVOCACIÓN INCIAL Y SALUDO
V/ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/ Amén.
V/ Comenzamos esta oración por los difuntos poniéndonos en la presencia de Dios. A él le invocamos con este canto recordando que el motor de nuestra vida debe ser el amor.
AL ATARDECER DE LA VIDA
Al atardecer de la vida me examinarán el amor.
Si ofrecí mi pan al hambriento,
si al sediento di de beber,
si mis manos fueron sus manos,
si en mi hogar lo quise acoger.
Si ayudé a los necesitados,
si en el pobre he visto al Señor,
si los tristes y los enfermos
me encontraron en su dolor.
Aunque hablara miles de lenguas,
si no tengo amor nada soy,
aunque realizara milagros,
si no tengo amor nada soy.
LA PALABRA DE DIOS NOS ILUMINA
Del evangelio según San Juan. (Juan 20, 26-28)
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Palabra de Dios.
¿Por qué creemos en la resurrección de la carne?
El término bíblico carne designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad. Pero Dios no contempla la carne humana como algo de escaso valor. En Jesús él mismo tomó carne para salvar al hombre. Dios no sólo salva el espíritu del hombre, salva al hombre todo entero, en cuerpo y alma.
Dios nos ha creado con cuerpo (carne) y alma. Al final del mundo él no abandonará la carne, ni a su creación como si fuera un juguete viejo. En el último día nos resucitará en la carne. Esto quiere decir que seremos transformados, pero que nos encontraremos, no obstante, en nuestro elemento. Tampoco para Jesucristo fue un mero episodio el estar en la carne. Cuando el Resucitado se apareció, los discípulos contemplaron sus heridas corporales.
ORACION
Oramos por las intenciones del Santo Padre
† Padre nuestro
† Ave María
† Gloria
ORACIÓN FINAL POR LOS DIFUNTOS
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
V/ Señor ten piedad
R/ Señor ten piedad
V/ Cristo ten piedad
R/ Cristo ten piedad
V/ Señor ten piedad
R/ Señor ten piedad
Padre nuestro que estás en el cielo…
V/ Dales Señor el descanso eterno
R/ Y brille para ellos la luz eterna
V/ Descansen en paz
R/ Amén
V/ Las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz
R/ Amén