Del antiguo convento Casa Grande de San Francisco solo queda la iglesia de San Buenaventura, la capilla de San Onofre o la Casa Consistorial, así como multitud de elementos litúrgicos repartidos por toda la iglesia de Sevilla. Tras la reconquista de Fernando III el Santo, es decir, en 1248, meses después comienza esta construcción. Abarcaba la Plaza Nueva, San Francisco, Albareda, Carlos Cañal, Madrid, Zaragoza y Joaquín Guichot.
Apenas existen fotografías de lo que llegó a ser este recinto tan importante para la historia de Sevilla. Existe una imagen donde puede observarse parte de él, cuando comenzó a ser derribado en el año 1840, propiedad de la Universidad de Sevilla y que pueden ver en este reportaje. El convento sufrió muchos ataques a lo largo de los siglos, como la entrada de las tropas francesas en 1810 que llegaron a incendiarlo, o en la Demortización de Mendizábal en 1835, siendo exclaustrado.
Quizás la gran parte de lo que quedó de este recinto está repartido en la Catedral y la parroquia del Sagrario, destacando el relieve de la Piedad de Pedro Roldán, creado para la capilla de los Vizcaínos o los púlpitos de mármoles de colores. Otro detalles es la Inmaculada de San Buenaventura, la imagen que preside el templo y denominada como ‘La Sevillana’.
La hermandad conserva uno de los muebles de madera de la época en las dependencias, así como al Cristo de la Vera Cruz, el más antiguo de la Semana Santa de Sevilla. Asimismo, la corporación mantiene su archivo casi al completo, uno de los más importantes de las cofradías.
La orden franciscana fundó esta hermandad en aquel convento, siendo constituidas sus primeras reglas el 9 de mayo de 1.448. La iglesia las aprobó el 22 de febrero de 1501 por parte de Fernando de la Torre, provisor del cardenal arzobispo de Sevilla, Diego Hurtado de Mendoza.
Incluso muchas décadas antes, los franciscanos ya rendían culto a la verdadera Cruz del Señor. Todo comenzó en una pequeña al principio del convento pero fue tal el auge que en 1.478 era trasladada a una mayor. La primera procesión ocurrió en 1.468, un año que ya salía el Cristo de la Vera Cruz a la calle. Pasados poco tiempo comenzó a fundarse este devoción con la creación de hermandades por todo el mundo, sobre todo donde existían conventos franciscanos, quienes incluso llevaron la devoción del crucificado al otro lado del charco, llegando a obtener el nombre del Cristo en una ciudad de México.
Así comenzó a fraguarse una devoción en el antiguo convento Casa Grande de San Francisco y, que siglos después, a pesar de todas las circunstancias, continúa hacía delante, tanto en Sevilla como en tantas partes donde allí reside la devoción a la Vera Cruz. En 2023, dentro de un año, la hermandad cumplirá el 575 aniversario fundacional.