La Vera Cruz de Sevilla y el Santo Crucifijo de San Marcelo de Roma

El Papa Francisco rezaba en la Semana Santa de 2020 ante el Santo Crucifijo de San Marcelo de Roma para pedir por el fin de la pandemia del coronavirus. Posteriormente fue trasladado hasta la plaza de San Pedro para que estuviera presente durante la bendición Urbi et Orbi del Santo Padre. 

Estuvo expuesto junto al icono de la Salud del Pueblo Romano, el cuadro de una Virgen bizantina doblemente coronada que recibe culto en Santa María la Mayor. Dos tallas de una gran devoción en Italia, donde millones de personas vieron este emotivo acto.

Al crucificado lo veneraron como de milagroso por el pueblo romano al ser la única imagen que resultó ilesa tras el incendio que destruyó prácticamente toda la iglesia el 23 de mayo de 1519. Poco después, Roma era devastada por la peste negra. Los fieles pidieron llevarlo en procesión hasta la plaza de San Pedro. Una salida que duró 16 días. Cuando el Cristo fue devuelto a San Marcelo, la plaga desapareció por completo.

Por tal motivo, esta obra es trasladada a San Pedro cada años sagrado, es decir, cada 50 años para conmemorar tal efeméride. En la parte trasera esta talla tiene grabada los nombres de cada uno de los Papas que han presenciado esta salida. El último fue San Juan Pablo II en el año 2000.

Pues se trata de una talla de Cristo, a la que tantas personas han venerado a lo largo de los siglos y que el otro día pudo admirarse en la misma plaza de San Pedro, que en su día tuvo una gran vinculación con la hermandad de la Vera Cruz de Sevilla.

La Vera Cruz disponía durante el siglo XVI de importantes privilegios espirituales y temporales, como la de la Agregación a la Archicofradía del Santo Crucifijo de San Marcelo, tal y como indica un escrito fechado el día 3 de junio de 1578.

Una carta que se conserva en el archivo de la propia corporación, junto a una traducción de la misma del siglo XIX. Antonio Montero Parrilla, durante el transcurso de sus investigaciones de fin de grado, realizó un estudio de ambos documentos, pudiéndose ser consultado en el libro de su autoría que tiene como título «El tesoro de cartas de la hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla».