Queridos hermanos, os cuento algo que ocurrió en 1954.
Como sabéis la devoción a la Vera Cruz fue llevada por frailes franciscanos que acompañaron a los primeros conquistadores al Nuevo Mundo.
Así cuando Hernán Cortés funda la ciudad que llamaría de Veracruz un viernes santo del año 1526, eligió el nombre sin dudas influido por franciscanos que procedentes del convento Casa Grande de Sevilla le acompañaban en la expedición.
Por esa vinculación de nuestra ciudad con aquella gesta y sobre todo por el especial interés que puso en ello el cura mejicano, D. Roberto González Padilla que era el capellán de la plaza de toros de la capital mejicana, la famosa Monumental, en el año 1954 el entonces denominado Instituto de Cultura Hispánica decidió encargarle un cuadro con una copia exacta de nuestra imagen al entonces profesor de la Escuela de Bellas Artes “Santa Isabel de Hungría”, D. Sebastián García Vázquez (La Puebla de Guzmán, Huelva, 1904-1989). Este profesor y pintor fue académico de número de la Academia de Bellas Artes de Sevilla, medalla de oro del Ateneo y le fue otorgada la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.
Fue sin lugar a dudas uno de los grandes pintores costumbristas andaluces del pasado siglo y en esa fecha de los más cotizados.
El cuadro fue bendecido por el cardenal Segura y expuesto durante un mes en el club La Rábida y trasladado personalmente hasta la ciudad de Veracruz en Méjico por el torero Carlos Arruza, a petición de su amigo el capellán de la Méjico, Padre González Padilla.
Quedó depositado en la catedral de esta ciudad, presidiendo un altar lateral de una de sus capillas.
Fue cronista de este suceso el profesor, académico y ateneísta sanluqueño, doctor D. Enrique Sánchez Pedrote. Una gran persona, gran americanista y devoto y hermano de Jesús del Gran Poder.
Publicó un trabajo titulado “Sevilla y Veracruz, unidas por una misma tradición” publicado en la Revista de Estudios Americanos de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, en Agosto de 1954.
Después de referirse a la obra de García Vázquez de la que dice “…ha superado las dificultades que ofrece y ha conseguido una exactitud y un relieve asombroso..” estudia la figura del crucificado y la época fundacional de la hermandad como su vida en el Convento Casa Grande, del que dice que “era fama en Sevilla que resultaba más difícil su gobierno que el de la propia ciudad”, por el número de frailes que vivían bajo su techo.
Continua su trabajo con una pregunta refiriéndose a Hernán Cortés: “¿Le vendría en aquellas lejanas tierras el último recuerdo de la Semana Santa española a través de la espléndida manifestación de fé sevillana en estas fechas?”. Recordemos que el descubrimiento de la ciudad de Veracruz se produce un Viernes Santo.
Se hace otra pregunta el profesor Sánchez Pedrote en el mismo trabajo sobre Hernán Cortés:”¿ Acudiría a su mente el Cristo de la Vera Cruz de una hermandad que en aquella época tenía la misma fama y resonancia que hoy puedan tener El Gran Poder o la Macarena?”. Recordemos igualmente que en 1526 puede que ya estuviese en el Convento Casa Grande nuestro crucificado.
Lo cierto es que eso ocurrió y así os lo he querido contar en línea con otros artículos publicados en nuestra página web y que tiene que ver con nuestra historia.
Por ello la imagen de nuestro Sagrado Titular cruzó el océano y dejó una huella permanente en esa ciudad mejicana que recoge en su nombre la devoción más universal de todas las que existen.
José de Cristobal González