El Cristo de la Vera Cruz, una vez acabada la Semana Santa, ha regresado a su camarín, a su lugar habitual de culto, para recibir las plegarias y oraciones de los fieles y devotos en el altar mayor de la capilla del Dulce Nombre de Jesús.
A lo largo de las últimas semanas ha ofrecido varias estampas como la del quinario, la Cuaresma, el besapiés o el haber podido admirarlo en su paso de salida, hecho que no ocurría desde hace tres años.