Queridos Hermano Mayor y Junta de Gobierno.
Escribo rápido y a vuelapluma, porque no quiero que se me pase el tiempo, para felicitaros.
Ayer noche, zapeando, tuve la suerte de recalar en tele Sevilla cuando retransmitía en diferido el paso de la nuestra hermandad por Francos-Villegas- Salvador. No recuerdo ver nuestra Hermandad en la calle, ya que desde los once años he salido en ella mirando al frente vestido de ruan.
Me conmovió ver el maravilloso cortejo. Creo que esta Junta está consiguiendo algo que parecía difícil: mejorar nuestra Hermandad.
Me siento profundamente identificado con el espíritu de la misma y de esta Junta de Gobierno.
Ahora cuando la Semana Santa se está vulgarizando hasta lo indecible, cuando se está perdiendo en muchos casos la perspectiva y se está magnificando lo anecdótico y relegando lo esencial me complace ver como en nuestra Hermandad ocurre justamente lo contrario. Ya lo comprobamos el año pasado con la extraordinaria salida “sólo” con la Vera-Cruz.
Son muchos los detalles que se están mejorando, la música de capilla, el arreglo de los pasos, la mejora de las insignias, el decoro en general de nuestra presencia en la calle.
¿Que se puede decir de nuestra imagen de María de las Tristezas? El buen gusto preside cada elemento del paso, profundamente estudiado, cuidado y embellecido hasta el extremo. Se ha convertido, sin duda alguna, en un gran descubrimiento para la Ciudad, y en uno de sus referentes, creando estilo y siendo ejemplo de cómo se deben hacer las cosas, sin despilfarros ni alharacas.
Ya es uno de los mejores palios de nuestra Semana Santa.
Hemos/ habéis conseguido que nuestra Hermandad entronque verdaderamente con la Primitiva. Ver pasar nuestro cortejo es contemplar un sucederse de los siglos ante nosotros. La auténtica Semana Santa, con su desnuda verdad original nos encoge el alma. Entre el humo del incienso vemos a nuestro viejo Cristo como hace más de quinientos años, y sentimos como lo acompañan no sólo los que estamos , sino todos los que lo veneraron en épocas de grandezas y penurias, de oro de Indias y desamortizaciones injustas; los caballeros veinticuatro de empolvadas pelucas , los austeros frailes franciscanos, los penitentes y empalados los hermanos de sangre y luz, los que se fueron al Nuevo Mundo esperanzados, con su imagen en las retinas y propagaron su nombre allende los mares, los que no volvieron , los indianos que la enriquecieron con sus tesoros, los que le rezaron en Convento Casa Grande y después en los filipenses y los que permitieron que su memoria perdurase hasta nuestros días, las damas devotas, las camareras fieles de la Virgen, los jóvenes ilusionados de la postguerra que retomaron el testigo… la entera sociedad hispalense de la que fue protector y referente… Todos estaban en la Plaza del Salvador el Lunes Santo en el aura inefable de nuestro ejemplar cortejo.
Claro que eso no se consigue por casualidad, hace falta mucho cariño, mucha delicadeza, mucho esmero, mucho respeto para no romper ese delicado hilo que nos une a nuestros ancestros y ahí, esta Junta, creo que lo está haciendo admirablemente bien.
Son muchos los que me han dicho estos días la impresión profunda que le ha causado ver nuestra Hermandad esta Semana Santa. No son pocas las veces que he escuchado “para mí fue lo mejor de todo el Lunes Santo”. Creo que así es.
Por último también me anima a escribiros la lectura del último boletín recibido. Es de una altura y calidad inigualables. Los artículos de estudio históricos son además de interesantísimos, verdaderos trabajos de investigación muy bien elaborados, que nos acercan a nuestra historia. El de la evolución de la Virgen de las Tristezas, magistral.
La labor que se está haciendo y que la revista refleja es magnífica, la oración en la web, los grupos de oración la apertura de la capilla a diario, la adoración en San Onofre, la recopilación de música para nuestro Cristo…
En fin, creo que es justo ser agradecidos, y es por ello, que aunque uno no pueda participar todo lo que quisiera, quiero que sepáis que estamos espiritualmente unidos siempre a la Hermandad (y ahora con la estupenda página web también telemáticamente) y que os agradezco infinitamente vuestro esfuerzo, que como está quedando patente, está dando unos frutos inconmensurables.
Recibid un fuerte abrazo de vuestro hermano en Cristo
Ignacio Trujillo Berraquero