La Hermandad de la Vera Cruz tiene su sede canónica en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, entre las calles Jesús de la Vera Cruz y Baños, en la collación de San Vicente de la ciudad de Sevilla. Ésta había sido fundada y residía en el Convento Casa Grande de San Francisco (actual Plaza Nueva) hasta 1840. Se trasladó a esta sede el dos de Noviembre de 1942, con el ánimo de un grupo de jóvenes de revitalizar la corporación tras varias décadas de abandono en la iglesia de San Alberto.
Es muy probable, que el templo cristiano se construyese sobre la mezquita existente en el complejo árabe denominado “baños de la Reina Mora”, dado que el “baño” formaba parte del ritual religioso de los viernes[1] antes de comenzar la oración, por lo que junto a este complejo de higiene, tenía que existir una mezquita, que pudo encontrarse justo en este lugar.
Este edificio, junto con los restos del complejo de los “baños” ha tenido varios propietarios a lo largo de su historia. A la muerte de San Fernando pasó, como todos los baños de la ciudad a su viuda la reina Doña Juana. En 1540 se estableció un “recogimiento de mujeres de mala vida que de ella quisieran arrepentirse”, que le da el nombre del Dulce Nombre de Jesús, denominación que se ha mantenido hasta nuestros días. La bula de fundación la otorga el Papa Paulo III a petición del rey Felipe II. Posteriormente, será en 1551 cuando se establezca en dicho lugar una comunidad de Madres Agustinas que perdurará en el tiempo hasta su extinción el 12 de Mayo de 1837 con motivo de la exclaustración y desamortización de los Bienes de la Iglesia, pasando la comunidad al convento de San Leandro[2].
Una vez desalojado el convento, el edificio se arrienda a vecinos quedando la iglesia abierta al culto hasta que es suprimida por la Junta Revolucionaria en 1868. Un año después, el 3 de Noviembre de 1869 se vende a Dña. Mª del Amor Pérez de León quien la compra para establecer en dicho templo a la Cofradía del Amor. Sin embargo, dado que las dimensiones de la puerta y capilla no lo permitían, realizaba su estación penitencial desde la iglesia de San Gregorio en los años que lo pudo hacer, solo entre 1.900 a 1.904.
Doña María Jesús fallece en Diciembre de 1.901 y la capilla pasa a sus cuatro sobrinos D.Manuel, D.Jose, D.Luis y D.Roque Gomez de la Lama y Perez de León. En 1905, la cofradía del Domingo de Ramos acuerda realizar las obras oportunas en la puerta para poder entrar y salir los pasos, así como la construcción de un almacén en el compás para los mismos. Consultados los cuatro herederos de Doña Mª del Amor, negaron la autorización y consecuentemente, vista la imposibilidad de poder dar culto debidamente acordó el traslado a la Parroquia de San Pedro, que tuvo lugar el 2 de Diciembre 1905[3]
Desde esta fecha se hace cargo de la capilla una comunidad de PP Dominicos hasta que -una vez recuperado después de la Guerra Civil-, regresan a San Jacinto, en Triana, a finales de 1.939. A partir de esa fecha la capilla es alquilada por la propiedad a la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) que permanece en la misma hasta el año 1.964 y el edificio civil lo ocupa la comandancia de ingenieros hasta 1980 aproximadamente. El dos de Noviembre de 1.942 llega a la Capilla la Hermandad de la Vera Cruz que la ocupa hasta nuestro días y desde el año 1.978 con titulo de propiedad.
La iglesia es un templo de tres naves, separadas por arcos de medio punto sobre columnas de mármol, siendo las naves laterales más bajas por estar sobre ellas las antiguas tribunas desde donde asoman balcones los cuales conservan todavía las celosías, recordando su carácter conventual. A los pies del templo se conserva la celosía de madera del coro alto, no así la del coro bajo donde se abre la sacristía, añadida al edificio en los años ochenta una vez construido en terrenos del convento un edificio de viviendas. La entrada, precedida por un atrio, está situada en la nave lateral derecha, dando acceso desde la calle Jesús de la Veracruz.
Apenas se poseen datos histórico-artísticos de dicho convento, ni siquiera de la época en la que se construiría el templo tal y como hoy lo conocemos y se dotaría de retablos y pinturas, solamente conocemos que se realiza una reforma en el edificio en 1641.
La iglesia está presidida por el retablo mayor, obra barroca fechable a finales del s.XVII[4] En madera dorada compuesto por mesa, banco con sagrario un único cuerpo dividido en tres calles separadas por columnas salomónicas de seis espiras y terminadas en garganta y ático. En las calles laterales –que recuerdan a la producción de Cristóbal de Guadix para los retablos de grandes dimensiones- se encuentran sendas repisas donde se asientas las imágenes de San Agustín y Santa Rosa, superponiéndose a ellas dos altorelieves con las imágenes de San José y San Juanito. En el ático, a los lados, las imágenes de Santa Mónica y San Agustín. La calle central ha sido objeto de reformas posteriores a su ejecución como lo evidencia no sólo su desajuste estilístico con el resto del conjunto, sino su mazonería y composición estructural, observable desde la trasera del retablo. En el centro de la obra se abre un amplio camarín central donde se da culto en la actualidad a la imagen del Stmo. Cristo de la Vera Cruz, el cual flanquean dos ángeles portando faroles obras realizadas por el escultor Emilio Pizarro de la Cruz[5] y modificadas por Castillo Lastrucci. El ático posee una pintura que representa la Invención de la cruz por Santa Elena, junto a su hijo, el emperador Constantino realizado por el pintor Luis Rizzo en 1988, y que oculta la hornacina-camarín existente, donde se daba culto a la imagen de San José. Casi con toda seguridad esta modificación se efectuara para dar cobijo a la imagen del Stmo. Cristo del Amor, ya que en la mesa de altar se observan la cruz de Santiago y la tiara Pontificia, elementos de la heráldica de la cofradía del Domingo de Ramos.
En la nave lateral izquierda se conservan dos retablos de los tres que pudieron haber existido: el dedicado a la Virgen de las Tristezas y el dorado rematado por la imagen de Dios Padre. Junto a éstos, un dosel alberga la cruz de guía de la corporación en la que se lee “Toma tu cruz y sígueme”.
De los retablos, el primero de ellos, es de estilo neoclásico fechable a finales del s.XVIII o principios del s.XIX. La ejecución del segundo retablo tampoco está documentada, ni conocemos documentación alguna que nos proporcione algún dato sobre compra o permuta. Sin embargo, existe un contrato firmado por Alonso de Barrionuevo el 12 de Julio de 1571 en el que se comprometen Juan Bautista Vázquez “El Viejo” y el pintor Antonio Alfián a realizar un retablo para la capilla que compradicho Sr. Barrionuevo y que pudiera ser al que nos referimos.
La nave lateral derecha albergó en su momento dos retablos de los cuales sólo ha llegado hasta nuestros días uno de ellos, realizado en madera y de estilo barroco dieciochesco, conjuga las hojas de acanto y volutas doradas con los fondos marmóreos propios de los últimos años del barroco, muy cercanos ya a la estética neoclásica. En este retablo se da culto a la imagen del Niño Jesús, donada por un devoto y que es obra de Rafael Barbero, el cual se inspira en el de Montañés de la Sacramental del Sagrario.
La capilla se decora con una serie de pinturas murales de entre las que destacan las del presbiterio, en las que se representan escenas relacionadas con la Orden Agustina y que pueden fecharse en el s.XVIII. Igualmente, una serie de lienzos decoran los muros del templo de entre los que destacan los de Santiago y San Pedro, obras del pintor José Contreras, firmados y fechados en 1865.
El acta de incautación del 27 de Noviembre de 1868 sólo nombra el del Sagrario y el de Santa Rita (3). González de León describe, tras nombrar el retablo mayor, que existen -refiriéndose a los retablos laterales- “varios pequeños”.
1- VERA REINA, MANUEL: Los baños de la Reina Mora en “ANUARIO VERA CRUZ 2009”. Pág. 61. 2009.
2- FRAGA IRIBARNE, MARÍA LUISA: “Conventos femeninos desaparecidos .S.XIX”. Pág 55.
3- PÉREZ PORTO, LUIS C.: “Relación é historia de las Cofradías Sevillanas desde su fundación hasta nuestro días”. Sevilla, 1908. Pág 110. Ed. Fascímil. Asociación de Amigos del Libro Antiguo de Sevilla. 1992.
4- HALCÓN, HERRERA Y RECIO: “El retablo barroco sevillano”. Sevilla, 2000. Pág. 307.
5- PÉREZ PORTO, LUIS C.: “Relación é historia de las Cofradías Sevillanas desde su fundación hasta nuestro días”. Sevilla, 1908. Pág 110. Ed. Fascímil. Asociación de Amigos del Libro Antiguo de Sevilla. 1992.
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