En su Oficio de la Pasión, san Francisco salmodiaba así: «Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda; aclamad al Señor Dios vivo y verdadero con gritos de júbilo. Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos, envió a su amado Hijo de lo alto, y nació de la bienaventurada Virgen santa María» (OfP 15,1.3).