Dice san Francisco en su Regla: «Todos mis hermanos pueden anunciar esta exhortación y alabanza, entre cualesquiera hombres, con la bendición de Dios: «Temed y honrad, alabad y bendecid, dad gracias y adorad al Señor Dios omnipotente en Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas»» (1 R 21,1-2).