18 de agosto de 2017

Decía san Francisco: – La virtud ahuyenta al vicio. Donde hay caridad y sabiduría, allí no hay temor ni ignorancia. Donde hay paciencia y humildad, allí no hay ira ni desasosiego (Adm 27,1-2).

SANTA ELENA:

Es conocida en especial por ser la madre del emperador Constantino, que dio la paz y libertad a la Iglesia, y por su peregrinación a Tierra Santa para buscar los lugares del Nacimiento de Cristo, de su Pasión y Resurrección. Halló en Jerusalén la verdadera cruz de Cristo, recuperó los santos lugares del cristianismo y honró el pesebre y la cruz del Señor construyendo basílicas dignas de veneración. Nació en Depranum de Bitinia (en la actual Turquía) hacia el año 255. Contrajo matrimonio con el tribuno militar Constancio Cloro que, por razones políticas, la repudió. Cuando el hijo de ambos, Constantino, llegó al poder, la rodeó de honores imperiales y le dio el título más alto a que podía aspirar una mujer: «Augusta». Se convirtió sinceramente al cristianismo, apoyó a la Iglesia e influyó en la conversión de su hijo, socorrió a los pobres, favoreció los monasterios femeninos, acudía a la iglesia piadosamente confundida entre los fieles. Murió hacia el año 330 y fue sepultada en Roma, en la Vía Labicana.