14 de agosto de 2017

     Dice el Señor en el Evangelio: El que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser discípulo mío; y: El que quiera salvar su vida, la perderá. Deja todo lo que posee y pierde su cuerpo el hombre que se ofrece a sí mismo todo entero a la obediencia en manos de su prelado. Y si alguna vez el súbdito ve cosas mejores y más útiles para su alma que aquellas que le ordena el prelado, sacrifique voluntariamente sus cosas a Dios, y aplíquese en cambio a cumplir con obras lo que manda el prelado. Pues ésta es la obediencia caritativa, porque satisface a Dios y al prójimo (Adm 3,1-6).